otoño...
me brindas un baño
de hojas marchitas,
últimos suspiros
de unos árboles extasiados.
Sentado en un banco, respiro,
contemplo una duna, pequeña,
de hojas, marrones como mis pupilas,
como sus pupilas...
Remueve un soplo tuyo
su tranquilidad,
como el pasado las tumbas
de los recuerdos perdidos,
en un vuelo desesperado.
En señales, tu presencia
ilustra la ausencia
de una primavera.
La soledad tiñe
de dorado los parques;
el cansancio, fomentado
por tu silencio,
únicamente irrumpido
por una ciudad con su ruido,
estresante.
Dormiré hoy.
...No me hagas ser otoño
que yo soy verano.
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